Con The Infinite Loop (rústica), la poeta cubana Oneyda González presenta por primera vez sus poemas traducidos al inglés. En la siguiente entrevista por correo electrónico, González analiza qué inspiró e influyó en estos poemas y esta colección.
(Ah, y si prefieres leer esto en inglés, haz clic aquí).
¿Hay un tema en El Lazo Infinito? Si hay tema, ¿por qué surgió?
He dicho otras veces que El Lazo Infinito es un libro del amor, del dolor, y la esperanza. Pero he dicho también que es justo en ese orden, y no en otro. Y es que ese fue el camino, que fui modelando y atesorando, como consecuencia de mi experiencia de vida. Pienso que el amor se construye conscientemente, y se vive paso a paso. Creo que tiene una diversidad, y nos brinda una infinidad de oportunidades para sentirlo, para experimentarlo, y para convertirlo en algo mucho más sólido, más objetivo si se quiere, aunque parezca paradoja: el amor lo baña todo. Lo limpia, y lo edifica de nuevo. El amor es mucho más que pasión, aunque también lo sea, y esto mismo, sea una maravilla.
Pero hablo de un amor de otra índole, un amor que es acto de conciencia. Elevación hacia posibilidades poco imaginadas. Y un terreno donde excavar, fraguar, y construir, a veces desde el dolor, aunque siempre con la perspectiva de algo mejor. Ninguna de estas cosas se consigue, solo con pasión. A veces hay contradicciones en la amistad, en la maternidad, y en el amor pasional. Solo cuando el amor, en cualquiera de estas formas, se propone ir a mejor, cuando se propone ir, yo diría martianamente hacia la luz; el amor encuentra su dimensión más alta, y por qué no, también mucho más divertida, mucho más ligera, y dulcemente cotidiana. Aprendemos a crear el amor, y, lo convertimos directamente en un ejercicio creativo. Esos temas surgieron espontáneamente, pero creo que fue la urgencia por comprender los eventos de la vida. Ahora, por ejemplo, tengo experiencias que antes no había vivido: entre las más profundas, esas que se generan en el exilio. ¡Allí hay material para otro libro!
¿El tema ocurrió al principio, o lo descubrió en el camino?
Fue un develamiento progresivo, que se fue aclarando en la medida en que se organizaba el libro: la estructura tiene también muchas cosas que decirle al lector. Tal vez porque he sido, y soy narradora, creo mucho en el esquema natural (copiado, por cierto, de la vida): del principio, el medio, y el fin, que tienen todas las cosas que conocemos. En cuanto a la creación, tengo una conciencia, que necesita de un arte en el que fundirse, y por el que proponerse ascender, en más de una dimensión. Aunque sería largo de explicar, es bello experimentarlo. Yo me reconozco más en estos poemas, que en cualquiera de los anteriores. Eso es un síntoma no solo de trabajo poético, sino de la profundización en búsquedas que lo anteceden, sean existenciales, temáticas, estéticas, o, incluso, filosóficas.
¿Cómo decidiste elegir o dejar fuera estos poemas?
Cuando ya sabía que alcanzaban los niveles expresivos y estéticos que buscaba. Es decir, que lo decidí por el valor conceptual que le dan al libro, primero que todo. Los que están allí son aquellos que tienen esa capacidad, y a veces tuve que trabajar para enfocar mejor alguno. Un libro se va entretejiendo. Es como una tela, que va manifestándose en palabras, con ayuda de la mente y del corazón. No siempre van juntos en mi caso, a veces uno se adelanta al otro. Hay una inspiración, y tomo nota. O, hay una idea que elaboro por días, y sale de repente con bastante precisión, y de forma espontánea. Aun así, después hago el trabajo de relojería, donde hay que ubicar las piezas en el mejor lugar, no solo porque encaje en estos aspectos, también por su fuerza, por su alcance.
Estoy seguro de que hay escritores que han influido en tu estilo en su conjunto. Pero, ¿hay algún escritor que haya tenido una gran influencia en los poemas de El Lazo Infinito, o en poemas específicos que contiene, pero no en los de tus libros anteriores?
He mencionado algunos poetas que me han marcado, en diferentes épocas. Me faltaría referirme a la poesía española (desde los místicos hasta la generación del 27). Y es que enseñé toda esa poesía en las escuelas secundarias, y fue una maravilla para mí. De tal manera que, mi hija, de tanto escucharme, repetía de pequeñita “Preciosa y el aire”, de García Lorca. En aquel momento no me atrevía a escribir: era una especie de familiaridad, y más que eso, era una diversión. Hoy me extraño de no haber intentado escribir en metros clásicos, o practicar un poco más la rima. Pero a la vez me doy cuenta de que algo de ese ritmo se siente en los supuestos versos libres que escribo. Otros poetas, que no son hispanos, han influido en mi pensamiento y en la soltura del lenguaje, que mi expresión necesitaba: Walt Whitman, y T. S. Eliot, son los primeros que vienen a mi mente.
Otras influencias: narrativa, música, películas, pintura?
Es interesante que incluyas a la narrativa entre mis posibles influencias. Hubo una época en que el cuento y la novela eran para mí, no ya un mundo maravilloso, sino primordialmente vivo. Se vive dentro de una novela, todo el mundo ha tenido esa experiencia, y hay muchas novelas que despiertan la inspiración poética. Hay, de hecho, algunas, cuya fantasía es sumamente inspiradora. Se puede pensar, que estoy refiriéndome a una novela como Jardín, de Dulce Maria Loynaz, que ella misma consideró novela lírica, y acertarían, pero igualmente aciertan si piensan en Gargantúa y Pantagruel, de Francois Rabelais, o El maestro y Margarita, de Bulgákov, con todo y el humor que inunda sus páginas.
Hay dos filmes de los años noventa Pulp Fiction, de Quentin Tarantino y Quemados por el sol de Nikita Mijailkov, que revolucionaron mi manera de ver el mundo, y sus narrativas. Creo que no se puede ser el mismo creador, después de asistir a tanto atrevimiento y virtuosismo. Hay una tercera película, que me conmovió profundamente, dirigida por una mujer franco argelina La Petite Jerusalem, de Karin Alabou, sobre una joven estudiante que se enfrenta a las tradiciones del judaísmo ortodoxo. Son tres de las películas que podíamos ver todavía en la cinemateca de mi ciudad, en aquellos años difíciles. Desde el punto de vista de las ideas, quiero mencionar una familiaridad casi festiva, si no fuera, de por sí, dramática, con la obra del filósofo catalán Josep María Esquirol. En especial con su último libro: Humano, más humano. Una antropología de la herida infinita, con el que me sentí como en casa, al transitar por temas y profundidades, que me son muy familiares.
Viendo los poemas de El Lazo Infinito, parece que todos son verso libre, o al menos no estructurados rígidamente, salvo el último, “Parábola del Infinite Loop o Möbius Strip,” que toma la forma de una franja de Möbius. ¿Por qué cree que la falta de una estructura estricta es el mejor enfoque para lo que intenta decir?
Creo que yo necesitaba liberarme, y eso era parte de la independencia que pujaba dentro mí. Pero si así fue, ocurrió de manera inconsciente. De hecho, hay una cierta infinitud expresiva en él, que brotó sin proponérmelo.
Ahora, El Lazo Infinito es su tercer libro de poesía después de La Ciudad Promisoria y El Camino de Bárbara, pero este es el primer libro que incluye traducciones al inglés. ¿Algunos de los poemas de El Lazo Infinito estaban en La Ciudad Promisoria o en El Camino de Bárbara?
La Ciudad Promisoria es mi primera publicación, en formato plaquette, porque era una épocade mucha escasez en Cuba. Luego, pasó a formar parte del libro El Camino de Bárbara; pero ninguno de esos poemas está en El Lazo Infinito, que es un volumen absolutamente inédito. Ha sido magnífico acceder a la edición bilingüe de este nuevo poemario; pero no habría podido competir con los anteriores, porque The Paz Prize for Poetry es una convocatoria para libros inéditos, y como decía, aquellos poemas fueron publicados anteriormente. Fue una sorpresa, que me dio mucha alegría, porque se trata de un concurso en el que pueden participar todos los poetas que escriben en lengua española, dentro del territorio de los Estados Unidos. Y fue bueno también, porque El Lazo Infinito, ya había madurado lo suficiente como libro; y yo estaba deseando probarlo en un certamen importante. Su publicación me dará acceso a la Feria del Libro de Miami, ciudad en la que vivo, y donde hay un público numeroso, que podría interesarse en él. Al ser una edición bilingüe, estará al alcance de muchos otros públicos de este país, que me acoge así, también como escritora. Con la excepción de un texto que aparecerá en una antología realizada en Cuba, el libro es estreno absoluto de Akashic Books… Y sí, me gustaría ver algunos de los poemas de El Camino de Bárbara publicados en inglés, pero no junto a los textos de este poemario, porque son experiencias líricas muy diferentes, y una manera de vivir la creación hoy, que va quedando bastante lejos de aquella que fui. Se cambia en la vida (se evoluciona externa e internamente), y esas prácticas vitales, o existenciales, llegan automáticamente a la poesía.
Entonces, ¿hay algo más que creas que la gente necesita saber sobre El Lazo Infinito?
El Lazo Infinito es un texto, que visualmente representa la figura de un lazo, y es una alegoría a esa especie de redes, o enlaces del propio ser, que tropieza y se extravía en cuestiones sin sentido. Mi lazo parte de un símbolo que está presente en casi todas las culturas, aunque cada una lo entienda con matices propios. Yo lo he usado como una especie de fábula, que por eso mismo debería dar una cierta lección, aunque no sea mi propósito, si no el de jugar además con todo eso. Así es que, allí me libero de los opuestos rígidos. Y también, uso un fondo bíblico, muy obvio (la lucha entre el bien y el mal / el yo y el otro). Pero más que todo eso, el poema es una interrogación.
Finalmente, si a alguien le gusta El Lazo Infinito, ¿qué colección de poesía de otra persona le sugeriría que leyera a continuación y por qué esa?
Lo más sencillo, para mí, sería decir que lean los poemas de Octavio Paz. Sobre todo, algunas de las colecciones en las que investiga, en específico, el tema del amor. Pero el resultado de esa búsqueda, en Paz, que es hermoso a nivel lírico y contagioso a nivel temático, no creo que revele el tránsito hacia “lo bueno y lo bello”, que se me ha hecho indispensable, y es tan abarcador y profundo, por ejemplo, en José Martí. En esa búsqueda yo sugeriría leer a Dulce María Loynaz, a Gabriela Mistral (autorreconocida, como discípula del poeta cubano). Y, claro, los Versos sencillos de José Martí, que son de una dulzura, de una humanidad y una verdad tan profunda, que parece insólito lograr esa maravilla con versos tan delicados, hermosos y claros. A lo mejor esa sería una primera lectura, a la que los invitaría. Poesía “sencilla”, pero de una futuridad (infinitud), que tiene mucho que enseñarnos.
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